Reglas para la fijación de objetivos.
• Claridad: Un objetivo debe estar claramente definido, de manera tal
que no quede ninguna duda en aquellos que son responsables de
participar en su logro.
Su lenguaje debe ser estricto y conciso, de manera que pueda ser
entendido fácilmente y comunicar exactamente lo que se quiere. Se
deben utilizar palabras que no sean vagas, imprecisas como por ejemplo.
Comprender, estimar, suponer, muchos, pocos, etc.
• Flexibilidad: Los objetivos deben ser lo suficientemente flexibles para
ser modificados cuando las circunstancias lo requieran. Dicho de otro
modo, deben ser flexibles para aprovechar las condiciones del entorno.
• Medible o mesurable: Los objetivos deben ser medibles en un
horizonte de tiempo para poder determinar con precisión y objetividad
su cumplimiento.
• Realismo: Los objetivos deben ser factibles de lograrse dentro de las condiciones y plazos establecidos.
• Coherencia: Un objetivo debe definirse teniendo en cuenta su utilidad
para la empresa. Los objetivos por áreas funcionales deben ser
coherentes entre sí, no deben contradecirse.
• Motivación: Los objetivos deben definirse de tal forma que se
constituyan en un elemento motivador y en un reto para las personas
responsables de su cumplimiento.
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